Hay un mundo allá afuera que espera por nosotros, por nuestra grandeza. En ese momento conquistamos la soberanía y la libertad. En ese segundo, todo se ordena y se sincroniza a la perfección. Nos toca conocernos y reconocernos en esta nueva piel. En esta nueva forma de mirar el mundo, una que se hace cargo y deja de buscar culpables, que sana y a la vez, serena. Se trata de vincularnos con nuestra capacidad creadora y creativa.
¿Qué tenés para darle al mundo?